Hace ya unos cuantos años compré una Zeus VXCR. Si nadie me rebate, fue creo que la primera bici de doble suspensión que sacó Orbea al mercado. Fijaos el tiempo que hace que aún mantenían la marca Zeus. Hoy en día Orbea es una empresa a la que -lo decimos sin ningún rubor- le tenemos un cariño especial por diversos motivos. Además de que allí trabaje gente amiga, a quienes andamos con lo de “empresa abierta” siempre nos ha dado mucho juego.
Si hablamos de innovación abierta y nos remitimos al proyecto de investigación Openbasque, allí pudimos profundizar en este caso tan evidente de “lead user innovation“, por decirlo en el idioma de Shespir, que mola más. Porque a Orbea no le queda otra que unir fuerzas con toda esa gente dispuesta a compartir lo que saben de sus bicis por el simple hecho de montar en ellas con tremenda pasión. Sí, Orbea da mucho juego para hablar de empresa abierta y de marca que viaja en manos de sus usuarios.
Con Orbea nos sentamos hace ya unos cuantos años a hablar de redes sociales. ¿Te acuerdas, David? Y hoy es el día en que lucen su fuerza en Internet, por ejemplo en Facebook, Twitter e Instagram. Sea planificada, vital o porque no queda otra.
Mientras, hace ya también unos cuantos años, yo me pasé a Specialized. Primero con un par de modelos de Stumpjumper y luego con la Epic que ahora voy a cambiar por la nueva Orbea Oiz de 27.5 pulgadas. Mis años con Specialized me han servido para disfrutar con la bici en viajes largos: TransAndalus, Transpirenaica, Camino del Norte y Primitivo, Camino Mozárabe y Vía de la Plata, Vía Podiense desde Ginebra, Camino del Cid, TransMurciana o la más reciente Trans Euskal Herria. Muchos kilómetros sin apenas problemas técnicos más allá de algún que otro contratiempo nunca grave.
Y ahora me vuelvo a Orbea. Pero a una Orbea muy diferente de la que pude conocer con la Zeus VXCR. Ahora no hay Zeus. Ahora es una marca global. Que juega en el terreno de la experiencia, de lo emocional. Con un producto técnico posicionado muy alto. Sí, una Orbea muy diferente.
Y en todo este efervescente mundo de la bici de montaña, con sus ruedas de 26, 27,5 y 29 pulgadas, con sus infinitas combinaciones de componentes a la carta, con su fibra de carbono de última generación, ¿dónde queda el “made in” del producto que uno compra? En los foros se habla mucho de comprar producto de aquí. Pero, ¿una bici de Orbea es más de aquí que una Specialized? Porque conviene diferenciar entre quien fabrica y quien distribuye. Y más aún porque quien fabrica lo hace donde conviene y contando con proveedores de diversa geografía.
Orbea como unidad de producción es diseño y montaje. Especificaciones y geometría en la que los cuadros vienen de donde vienen, como tantos otros de otros fabricantes. Hay una fábrica en Mallabia. Sí una fábrica con historia, con mucha historia. Pero hay plantas productivas en otros países. ¿Podemos decir que son bicis de aquí? ¿Qué es aquí?, ¿cómo se sabe de dónde es una bici?, ¿importa? ¿se puede diferenciar “origen”?, ¿se le puede poner un “made in” seguido de un país a un producto como la bicicleta?
Orbea viaja por el mundo con sus bicis y también con Internet. Inglés como idioma franco. Un mundo plano. ¿Una bici plana? ¿Cómo te diferencias y qué transmites con ella? ¿Tiene sentido sacar pecho y enlazar con este país? ¿O también Orbea tiene que reconocer que ha conformado su particular sur de Islandia? Allá vamos. De nuevo a por el producto. Antes Zeus, ahora Orbea. Jon, ya ves, todo acaba llegando. Seguiremos hablando.
